lunes, 30 de mayo de 2011

… y se armó la discusión….


La conquista de América tuvo consecuencias que repercuten aún en nuestros días. La historia vuelve una y otra vez a replantear numerosos interrogantes acerca del pasado. Esas preguntas son respondidas en el discurso social, en la opinión pública, a través de diferentes interlocutores y en distintos medios de comunicación. A modo de ejemplo, leeremos tres textos con puntos de vista antagónicos:
12 de octubre, el "descubrimiento" de América y la historia oficial...
Por: Eduardo Galeano. Brecha. 10/10/05 Caras y Caretas

¿Cristóbal Colón descubrió América en 1492? ¿O antes que él la descubrieron los vikingos? ¿Y antes que los vikingos? Los que allí vivían, ¿no existían?
Cuenta la historia oficial que Vasco Núñez de Balboa fue el primer hombre que vio, desde una cumbre de Panamá, los dos océanos. Los que allí vivían, ¿eran ciegos?
¿Quiénes pusieron sus primeros nombres al maíz y a la papa y al tomate y al chocolate y a las montañas y a los ríos de América? ¿Hernán Cortés, Francisco Pizarro? Los que allí vivían, ¿eran mudos?
Nos han dicho, y nos siguen diciendo, que los peregrinos del Mayflower fueron a poblar América. ¿América estaba vacía?
Como Colón no entendía lo que decían, creyó que no sabían hablar.
Como andaban desnudos, eran mansos y daban todo a cambio de nada, creyó que no eran gentes de razón.
Y como estaba seguro de haber entrado al Oriente por la puerta de atrás, creyó que eran indios de la India.
Después, durante su segundo viaje, el almirante dictó un acta estableciendo que Cuba era parte del Asia.
El documento del 14 de junio de 1494 dejó constancia de que los tripulantes de sus tres naves lo reconocían así; y a quien dijera lo contrario se le darían cien azotes, se le cobraría una pena de diez mil maravedíes y se le cortaría la lengua.
El notario, Hernán Pérez de Luna, dio fe.
Y al pie firmaron los marinos que sabían firmar.
Los conquistadores exigían que América fuera lo que no era. No veían lo que veían, sino lo que querían ver: la fuente de la juventud, la ciudad del oro, el reino de las esmeraldas, el país de la canela. Y retrataron a los americanos tal como antes habían imaginado a los paganos de Oriente.
Cristóbal Colón vio en las costas de Cuba sirenas con caras de hombre y plumas de gallo, y supo que no lejos de allí los hombres y las mujeres tenían rabos.
En la Guayana, según sir Walter Raleigh, había gente con los ojos en los hombros y la boca en el pecho.
En Venezuela, según fray Pedro Simón, había indios de orejas tan grandes que las arrastraban por los suelos.
En el río Amazonas, según Cristóbal de Acuña, los nativos tenían los pies al revés, con los talones adelante y los dedos atrás, y según Pedro Martín de Anglería las mujeres se mutilaban un seno para el mejor disparo de sus flechas.
Anglería, que escribió la primera historia de América pero nunca estuvo allí, afirmó también que en el Nuevo Mundo había gente con rabos, como había contado Colón, y sus rabos eran tan largos que sólo podían sentarse en asientos con agujeros.
El Código Negro prohibía la tortura de los esclavos en las colonias francesas. Pero no era por torturar, sino por educar, que los amos azotaban a sus negros y cuando huían les cortaban los tendones.
Eran conmovedoras las leyes de Indias, que protegían a los indios en las colonias españolas. Pero más conmovedoras eran la picota y la horca clavadas en el centro de cada Plaza Mayor.
Muy convincente resultaba la lectura del Requerimiento, que en vísperas del asalto a cada aldea explicaba a los indios que Dios había venido al mundo y que había dejado en su lugar a San Pedro y que San Pedro tenía por sucesor al Santo Padre y que el Santo Padre había hecho merced a la reina de Castilla de toda esta tierra y que por eso debían irse de aquí o pagar tributo en oro y que en caso de negativa o demora se les haría la guerra y ellos serían convertidos en esclavos y también sus mujeres y sus hijos. Pero este Requerimiento de obediencia se leía en el monte, en plena noche, en lengua castellana y sin intérprete, en presencia del notario y de ningún indio, porque los indios dormían, a algunas leguas de distancia, y no tenían la menor idea de lo que se les venía encima.
Hasta no hace mucho, el 12 de octubre era el Día de la Raza.
Pero, ¿acaso existe semejante cosa? ¿Qué es la raza, además de una mentira útil para exprimir y exterminar al prójimo?
En el año 1942, cuando Estados Unidos entró en la guerra mundial, la Cruz Roja de ese país decidió que la sangre negra no sería admitida en sus bancos de plasma. Así se evitaba que la mezcla de razas, prohibida en la cama, se hiciera por inyección.
¿Alguien ha visto, alguna vez, sangre negra?
Después, el Día de la Raza pasó a ser el Día del Encuentro.
¿Son encuentros las invasiones coloniales? ¿Las de ayer, y las de hoy, encuentros?
¿No habría que llamarlas, más bien, violaciones?
Quizás el episodio más revelador de la historia de América ocurrió en el año 1563, en Chile. El fortín de Arauco estaba sitiado por los indios, sin agua ni comida, pero el capitán Lorenzo Bernal se negó a rendirse. Desde la empalizada, gritó:
—¡Nosotros seremos cada vez más!
—¿Con qué mujeres? –preguntó el jefe indio.
—Con las vuestras. Nosotros les haremos hijos que serán vuestros amos.
Los invasores llamaron caníbales a los antiguos americanos, pero más caníbal era el Cerro Rico de Potosí, cuyas bocas comían carne de indios para alimentar el desarrollo capitalista de Europa.
Y los llamaron idólatras, porque creían que la naturaleza es sagrada y que somos hermanos de todo lo que tiene piernas, patas, alas o raíces.
Y los llamaron salvajes. En eso, al menos, no se equivocaron. Tan brutos eran los indios que ignoraban que debían exigir visa, certificado de buena conducta y permiso de trabajo a Colón, Cabral, Cortés, Alvarado, Pizarro y los peregrinos del Mayflower.

"Peor estarían con incas o aztecas" 14 de octubre de 2004 obtenido desde http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/misc/newsid_3743000/3743178.stm
La conmemoración del 12 de octubre siempre ha traído polémica, tanto en España como en América Latina, con algunos celebrando el "éxito de la gran aventura de Cristóbal Colón" y otros repudiando "el comienzo del genocidio indígena".
Este año no ha sido la excepción. Mientras en Madrid se comentaba la ausencia de las tropas estadounidenses en el tradicional desfile militar en Madrid -y la presencia de veteranos franquistas-, en Venezuela un grupo de vándalos arrancó de cuajo una estatua de Cristóbal Colón de una plaza de Caracas.
Más al sur, el cónsul español en la ciudad argentina de Córdoba, Pablo Sánchez Terán, también quiso aportar su visión al debate y manifestó durante la celebración de un acto en la plaza Isabel la Católica:
"Mucho peor estarían o estaríamos bajo las civilizaciones incaicas, aztecas, mapuches, sioux, apaches, que han sido idealizadas por historiadores y antropólogos, cuando es bien conocida su división de castas y su carácter imperialista y sanguinario".

La Colonización española de América
Ya estoy harto de que cualquier sudamericano o centroamericano se sienta con derecho a pedir no sé qué derechos históricos sobre compensaciones por parte de España por la supuesta explotación de sus riquezas durante la conquista y colonización de América.
Para ello se basan en la “leyenda negra” desarrollada contra España por las naciones europeas cuando ésta era una potencia mundial. Historiadores modernos, incluso anglosajones, han puesto en entredicho la leyenda negra, reduciéndola a su nivel real. Por ejemplo, la inquisición española fue mucho menos sangrienta que en otros países europeos, y también mucho más suave que la represión religiosa en países protestantes, sobre todo con el tema de la quema de brujas.
Al mismo tiempo, españoles acomplejados o malévolos se hacen cómplices y partícipes de la leyenda negra. Los primeros, porque desconocen la historia, los segundos, porque así fomentan su nacionalismo periférico, sea vasco, catalán o gallego, al desmarcarse de la colonización, que la achacan a “Castilla”.
En la colonización española de América hay varias cosas a tener en cuenta:
1-España, como no puede ser de otra manera, llevó a América lo que tenía: lo bueno y lo malo: la codicia y la cultura, la conquista y la colonización, la religión y la inquisición. Pronto los indios fueron reconocidos como personas, gracias a Bartolomé de las Casas, pronto se crearon universidades, se fundaron ciudades, se construyeron catedrales. La colonización española, con todos sus defectos, fue más humana que la que llevaron a cabo otros países europeos en aquél tiempo e incluso más recientemente. Hay muchos ejemplos, pero bastaría con fijarse en qué países de América la población descendiente de indígenas es mayor en proporción al total de habitantes.
2. La época en que ocurrió la colonización era muy distinta de la actual. Por ejemplo, eran habituales las ejecuciones de penas de muerte en público, con presencia de niños, y con métodos sangrientos que actualmente repugnarían. Las guerras eran muy cruentas, incluso con la población civil. Tras la guerra de los Treinta años, extensas zonas de Alemania quedaron despobladas.
3. En cuanto al supuesto “genocidio” de indios, en la desaparición de la población autóctona tuvo mucho más que ver la presencia de nuevas enfermedades que una supuesta intención de despoblación de los territorios por los conquistadores. En ningún país colonizado por España se llegó, como en USA, a regalar a los indios mantas contaminadas con viruela. En cualquier caso, los descendientes de los españoles que fueron a América no viven en España: son los descendientes de los criollos que viven allí. Ellos deben responder de lo que hicieran sus antepasados.
4. Los países sudamericanos se independizaron durante el siglo XIX. Poco después de su independencia se restablecieron relaciones diplomáticas, se reconocieron mutuamente las naciones, se firmaron tratados. En ningún caso se reclamó nada, por parte de España o de los nuevos países. Por otra parte. España había quedado arruinada tras la guerra de Independencia contra Napoleón. Quienes sí reclamaron su deuda a los países centro y sudamericanos fueron Gran Bretaña y USA, que, en algún caso, invadieron el país para cobrar. Una vez los países se independizaron, siguen su camino y son responsables de sí mismos. Según el derecho internacional, no ha lugar a reclamaciones extemporáneas.
5. La “moda” de reclamar supuestos expolios colonizadores es bien reciente. Cuando, a principios del siglo XX, Argentina era la cuarta nación del mundo en renta per cápita, a nadie allí se le ocurría reclamar nada a España. Años después, cuando va mal su economía, es raro el argentino que no se llena la boca reclamando compensaciones por algo que, precisamente en Argentina no tiene ninguna razón de ser. Los niños en México reciben una educación en historia completamente deformada, que les hace identificarse con los aztecas, cuando la realidad es que la inmensa mayoría son descendientes de españoles y de las tribus aborígenes sojuzgadas y opuestas a los mexicas.
Así que, señores, no se me acomplejen, no deben pedir perdón por lo que fue consecuencia del tiempo en que ocurrió, no por las personas que lo hicieron. El español actual puede ir con la cabeza bien alta, en el sentido de que no hay nada en la colonización española de América de qué avergonzarse, comparada con la llevada a cabo por otros países europeos. Los errores que se cometieron en un principio, se fueron corrigiendo, y, de hecho, obligaron a otros países europeos a replantarse su concepto de colonización. Si no se tiene en cuenta esto, no se explica que la colonización española se prolongara en el tiempo durante cuatro siglos.

ACTIVIDAD

A partir de la lectura atenta y reflexiva de los textos anteriores, escriban un posible discurso para ser leído en la escuela durante el acto del 12 del octubre que se centre en el encuentro con el “otro”.

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